
POR: Detzani Téllez Medina
Todos hemos vivido situaciones en las que hemos sido causantes o víctimas de una ofensa. Y generalmente suelen ser tan pequeñas que procuramos dejarlas pasar.
Pero cuando el daño supera nuestro nivel de tolerancia, el sufrimiento se hace más intenso y si se prolonga todavía más tiempo, se pone a prueba nuestra resistencia mental y física, y deseamos devolver el daño sufrido, con la esperanza de recuperar la paz. Entonces queremos vengarnos.
Cuando alguien nos ofende, al dolor le suele acompañar la ira, y el dolor no perdonado nos lleva a que dentro de nosotros exista el deseo de vengarse que, si perdura mucho tiempo, es un veneno que nos infesta por dentro y nos roba la paz.
Cuando renunciamos al deseo de venganza, también renunciamos al resentimiento y al juicio sobre quien nos ha dañado; y nos separamos de la ofensa.
Siendo tan positivo y bueno para nosotros el perdón, es curioso que no perdonemos más.
Se dice que el tiempo lo cura todo, pero no es verdad. El paso de los días ayuda a olvidar la ofensa, pero sanar la herida sólo lo hará el perdón.
Beneficios de perdonar:
1.- Niveles de estrés más bajos al reducir las cantidades de cortisol, y por tanto se reduce la ansiedad.
2.- Sistema inmune más fuerte contra las infecciones.
3.- Sistema cardiovascular más sano, a partir de ritmos cardiacos y presión arterial más baja.
4.- Descenso del dolor, tanto emocional como físico, que se refleja en menor intensidad de males crónicos.
5.- Restauración de patrones de sueño, gracias a la producción de serotonina.
6.- Reducción de las probabilidades de sufrir cáncer.
7.- Mayor esperanza de vida.
Quien perdona se libera de un yugo negativo con aquella persona que tuvo una experiencia traumática, y pone fin a un ciclo de dolor personal y abre la posibilidad a ser perdonado en otra ocasión.
Como dijo Buda: «Aferrarse a la ira es como tocar un carbón ardiente con la intención de arrojárselo a alguien; es uno quien se quema».
¿Cuál es el momento propicio para perdonar?
Todos tenemos tiempos diferentes; cuando la ofensa es muy reciente cuesta mucho trabajo hablar de perdón. Hay personas que necesitan pasar el dolor. No podemos forzar el perdón, cada quien tiene su tiempo y momento para hacerlo. Debemos respetar a cada persona y sobre todo amarnos a nosotros mismos.
Perdónate a ti mismo.
El principio de la sanidad comienza por nosotros mismos y casi siempre nos cuesta trabajo, pero nos traerá muchos beneficios soltar estas situaciones para poder perdonar a los demás.
Asociación civil que recomiendo:
naturalia.org.mx
Organización sin fines de lucro que promueve la conservación de los ecosistemas y especies silvestres en México a través de la divulgación, educación ambiental y el desarrollo de actividades de campo.